Si ya el Hofburg nos había parecido como de cuento, que decir del Sohönbrunn palacio de verano de la familia imperial, edificio señorial con grandes jardines, la visita tiene el éxito asegurado.
Desde nuestra estación de metro en la línea 1 Vorgartenstrasse hay que hacer transbordo en Schweedenplatz para coger la línea 4 y no tiene perdida porque hay que bajar en la estación llamada Schönbrunn.
Hay que caminar como unos 5 – 10 minutos, pero ¡todos vamos al mismo sitio!
LLegamos y nos encontramos con el «gran» edificio y decenas de personas en la enorme plaza de entrada.
Tenemos que esperar una pequeña cola para dejar las mochilas, (porque las entradas las tenemos, os recuerdo que se puede comprar una entrada combinada Hofburg – Schönbrun por 63€ en un pack familia). ¡Pero no puedes entrar a ningún sitio con una mochila aunque no sea muy grande! ¡Cola para el «perchero»!
Una vez dentro, no podemos hacer fotos. Nos recordó un poco al Palacio de Versalles en Paris. Con la audioguía íbamos muy atentos a todas las explicaciones y a nuestro ritmo. Muy bonita la Gran Galería y el Salón Chino Circular.
Un poco más de 1 hora nos lleva ver el Palacio, pero también queremos ver los grandes jardines que están justo detrás del palacio, llenos de fuentes y estatuas entre árboles y pequeños caminos.
¡CUIDADO! con equivocaros de entrada para ir a la famosa Glorieta, porque subir a ella es gratis y puedes recorrer todos los jardines, pero si entras por la primera entrada nada más salir del Palacio (Orangery) vale una pasta y solo ves esa pequeña zona del jardín. También hay un Zoo y la Casa de las Palmeras, invernadero tropical.
Nosotros queríamos llegar a la Glorieta. Hay muchos caminos, muchos sitios a los que ir, pero seguir las indicaciones a la Glorieta.
Y la vista merece la pena desde ahí mismo. Hay un mirador justo arriba de los arcos, decidimos no subir porque los niños querían entrar en el Laberinto.
Ese césped tan verde nos llama para sentarnos un rato y contemplar la vista.
Cuando salimos del césped hay una fuente que tiene una pequeña cascada que por detrás tiene un pequeño hueco para ¡hacernos fotos! mientras nos refrescamos.
Justo después parece que se nubla el día, pero se está de maravilla.
Los niños entran en el Laberinto que no recuerdo si cuesta 1 o 2 €, nosotros nos quedamos sentados disfrutando de la vista.
Antes de salir del complejo, comemos en una agradable terraza restaurante que está al lado de la puerta del Zoo.
Después de comer ha dejado de chispear y volvemos de camino al metro porque vamos a visitar la Catedral de San Esteban.
La línea 4 del metro nos deja en Karlsplatz donde hacemos transbordo para coger la línea 1 hacía Stephansplatz, sales del metro y allí te la encuentras como protagonista de la plaza La Catedral de San Esteban, otro de los imprescindibles de Viena.
La entrada parece gratis, porque puedes entrar sin pagar, pero cuando quieres acercarte a la nave central, ¡zas! ahí es donde hay que pagar y 6€ y sin visita guiada ni audioguía, menos mal que mi guía es estupenda «Guias Visuales. Aguilar Ocio».
A mi lo que me resulta realmente increible es el Púlpito de Pilgram.
Dentro de San Estebán hay un ascensor que te lleva directo a la Campana, por (no recuerdo bien si son otros 6€), donde se puede ver el famoso tejado de azulejos.
Se puede subir a la aguja de la Catedral, pero eso lo haremos otro día, se sube por el exterior del edificio. Porque ahora lo que queremos hacer es rodear la Catedral y pasear por las calles de la Antigua Viena.
Nuestro callejear por la ciudad antigua nos lleva a ver edificios muy bonitos como los que hay por la Singerstrasse y las calles cercanas, donde nos encontramos la Casa de Mozart, la Iglesia Ortodoxa Griega y otros bonitos rincones.
Para terminar el día, teníamos claro que cenaríamos en el Hard Rock Viena, allá donde vamos si hay uno entramos. Aunque debía haber una fiesta privada y no se podía cenar dentro solo en la terraza de la calle y allí cenamos. (Pero este Hard Rock no es muy bonito que digamos, ni muy especial; después de ver el de Praga ningún Hard Rock será lo mismo.
Otro día muy intenso en Viena, nuestro 2º día, nuestra tercera noche y estamos cansados, ¡solo nos sentamos para comer!
El día así se aprovecha mucho y si alguien está pensando ir a Viena puede elegir como hacer sus recorridos, o si os gusta alguno de los que hacemos, tomar nota.
En el próximo post, un poco de Klimt, que ya va siendo hora.
Las fotos y comentarios son de Imagina y Vive Tu Viaje en Viena. Julio 2018.