Si ya me parecía un sueño el Puente de Praga y la Ciudad Vieja, callejear por el Barrio Júdio o Josefov recorriendo sus Sinagogas, aumenta el éxito de un día perfecto en Praga.
Con la Praga Card llevamos incluida varias de las Sinagogas.
La 1ª que vimos fue la Vieja – Nueva. Construida alrededor de 1.270, la más antigua de Europa. A mi personalmente me encantó.
Es la única sinagoga que aún se utiliza para el culto, por lo que los chicos tienen que ponerse la Kipá. (Un pequeño sombrero que cubre una parte de la cabeza.
La Sinagoga se prestaba al recogimiento, a la oración, al descanso también… Yo no soy judía, me considero de esas cristianas que no practican, pero a la que la gusta saber qué creen y cómo lo hacen otras personas. En esa Sinagoga sentí las ganas de profundizar más en esa religión, en el fondo tan cercana a la «mía».
Aquí se encuentra la silla donde se sentaba el rabino jefe Löw, un famoso escritor, filósofo y director de la escuela talmúdica, le atribuían también poderes mágicos, además se cree que fue el creador del Golem, hecho de barro y que se le da vida a través de una formula mágica. La leyenda cuenta que tras enloquecer el Golem el rabino Löw le ocultó entre las vigas de la sinagoga Vieja – Nueva.
Antes de comer visitamos la 2º Sinagoga Kausen, que alberga el museo de grabados, manuscritos hebreos, costumbres y tradiciones judías.
Muy trascendental me pongo, pero llegó la hora de comer y elegimos un sitio muy moderno, en contraste con las sinagogas. Era un sitio muy fino con una presentación de platos dignos de un Gran Cheff. http://nostress.cz/
Con el estómago lleno volvemos a nuestro recorrido de sinagogas. Vamos a la 3ª Sinagoga Española (no incluida en la Praga Card). Nos parece muy bonita, construida en la 2ªmitad del siglo XIX. Ya no se utiliza para el culto, suele haber exposiciones sobre la historia de los judíos.
Al lado de la entrada a la Sinagoga está la famosa estatua de Kafka donde todos queremos hacernos una foto.
Después vamos a la Sinagoga Pinkas y si nos llama la atención es porque es un monumento conmemorativo a los ciudadanos checoslovacos – judíos que fueron encarcelados en el Campo de Concentración de Terezín.
En sus muros están los nombres de las 77.297 personas que no regresaron de Terezín. ¡Sobrecoge! Igual que la exposición de dibujos de niños que estuvieron en el campo.
Casi sin darnos cuenta nos metemos en el Cementerio Judío. Sin duda un lugar de reflexión.
Nos queda la última Sinagoga que ver, es la de Maisel, aunque la tenemos que ver al día siguiente porque nos cierran la puerta 5 minutos antes del cierre. ¡Son super estrictos con los horarios!
El edificio actual es principios del siglo XX y en su interior guarda una colección de objetos judíos de plata y de coronas y cimeras que se usaban para decorar los rollos en los que se conserva el texto de la Torá. Los nazis recopilaron tesoros de otras sinagogas de la actual República Checa para fundar un museo de «una raza extinguida». Macraba idea.
Solo queda desear con mucha fuerza que todo lo que pasó en la 2ª Guerra Mundial, no vuelva a repetirse jamás.
Quisiera terminar la entrada con una imagen más esperanzadora, la Plaza Vieja de Praga, lugar de reunión, de encuentro entre personas de diferentes países, de diferentes culturas, de diferentes religiones, pero con un solo objetivo: CONVIVIR EN PAZ.
Las fotografías y comentarios son de Imagina y Vive Tu Viaje en Praga. República Checa agosto 2017