De nuevo esa sensación que me hace desear ir a otro lugar. No quiero girar la bola del mundo y que sea el azar el que decida, quiero imaginar que voy a Paris en Navidad, sin compromisos navideños, sólo quiero imaginar que estoy con «mis tres personas» en esa ciudad tan bonita, disfrutando tan sólo, de las luces, de la magia, de las sensaciones y de un buen café.
¿Por qué Paris? porque siempre podemos decir: «siempre nos quedará Paris» . Porque cuando conoces una ciudad y vuelves, ya la ves de otra forma, no quieres verlo todo, quieres disfrutar de otras cosas y eso es lo que querría hacer.
Ponerme delante de Notre Dame, contemplar su impresionante fachada iluminada por el árbol de Navidad y soñar…. recorrer el mercado navideño. Para después tomarme un café caliente en el Barrio de St-Germain (que por cierto, lo tengo pendiente) o un típico «vino caliente«.O dar una vuelta en el carrusel de El Hotel de Ville.
Pasear por las calles y placitas de Montmartre, disfrutando de todo lo bohemio de ese lugar, y como no descubriendo también la bonita decoración de las galerías Lafayette. (Nuestro Cortylandia a lo parisino).
Y como no ver la Torre Eiffel iluminada, o la pirámide del Louvre. Todo tópicos para unos días en Navidad.
Hasta el próximo sueño…