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El pasado sábado 21 de marzo, teníamos hora prontito en el Circuito del Jarama de Madrid para que «el papi de nuestra familia» por fin cumpliera un pequeño sueño: Conducir un Ferrari.
Debe ser un sueño muy común porque no estábamos solos. Había sido el día del padre dos días antes y medio Madrid había tenido la misma idea, regalar a papá una vuelta en Ferrari (y eso que nosotros se lo habíamos regalado hacía dos años). Tengo que decir que espectacularmente bien montado. El «paquete básico» consistía en la vuelta al circuito desde boxes y entrada en boxes, una vuelta para un acompañante en un Hummer y una carrera en un simulador.
De extra podías añadir que te grabaran en vídeo desde dentro y te dieran «tu pincho» con tu super experiencia, además de dar una vuelta con un Super campeón de Europa en «su Clio», todo ello siempre pagando, pero ¿ qué precio le ponemos a los sueños?
Sí que te regalaban una foto de tu paso por el Ferrari y tenían un pequeño espacio para desayunar, tomar refrescos, etc…Verdaderamente muy bien montado, para hacer que merezca la pena.
Cuando nuestro PJ iba a montar, era un manojo de nervios, nosotros también y no queríamos perdernos nada. Puedes ir a un lugar donde se les ve en una recta, pero pasan muy rápido y cómo es lógico a él también se pasó muy rápido y sin pasar de los 120Km. (Vamos que nadie se piense que va a ser Fernando Alonso, van con una persona de copiloto, todo está muy controlado, perfectamente normal).
Para que la mañana fuera completa y todos disfrutáramos del momento cada uno de los otros tres miembros de la familia hicimos algo en el Jarama. El pequeño de la familia simuló que montaba en el Ferrari, pilotando uno de «mentira», nuestro hijo mayor muy afortunado montó en el Hummer, que le dejó un poco indiferente y luego dio una vuelta con Pol Rosell y eso ya era otra cosa. Te ponen casco y los cinturones del coche son como unos arneses, además de indicarte que te agarraras fuerte a unas barras laterales que lleva el coche. Yo que tuve la suerte de dar otra vuelta con él, no monte en Ferrari, pero los adelantábamos dejándolos atrás, porque mi piloto si podía poner a tope su cuenta kilómetros, no fui capaz de mirar a ningún lado, solo de frente, eso si que era velocidad y curvas. Un chico encantador, aguantando a todos los que nos montábamos con él y encima haciéndose fotos con una gran sonrisa. Le deseamos muchísima suerte!!!!!
En cualquier caso seguro que es una experiencia única para realizar en un fin de semana, y así contar a tus amigos como algo muy curioso y como otra de las miles de actividades que puedes hacer en Madrid.