Rematando la estupenda velada mozárabe y nuestra escapada a Calatañazor, pasamos el domingo en San Esteban de Gormaz, donde comienza la zona vinícola de Ribera de Duero. De donde también se cree que era el autor del Cantar del Mio Cid.
Una población llena de pequeños detalles bonitos e interesantes, de los que se deben estar dando cuenta distintos organismos oficiales, ya que están muchos de sus monumentos en restauración.
Lo primero que vemos es la Oficina de Turismo con mucha información de San Esteban y de toda la provincia de Soria, siempre tan apetecible para viajar. Nos apuntamos a una visita guiada en exclusiva para nosotros, ya que un grupo de 6 personas que había concertado la visita, dio plantón a nuestra guía.
Salvando los primeros momentos siempre de timidez empezamos a encajar genial con nuestra guía Sandra, desde aquí un saludo. Vamos a realizar un recorrido de unas dos horas descubriendo los detalles de los que hablaba antes.
Fue la primera iglesia que visitamos, pero solo por fuera, ya que estaban en misa y no podíamos entrar para la visita turística.
San Esteban fue una plaza muy deseada por cristianos y moros y fue conquistada y reconquistada por unos y otros, de ahí que conserve distintos elementos de diferentes estilos. Esta declarada Conjunto Histórico Artístico.
Cuenta con un puente romano, del que puede que sea solo la base, muy base, ya que a lo largo de la historia se ha ido remodelando constantemente.
El río que podemos ver es el Duero, el Duero de Antonio Machado, al que los sorianos quieren tanto.
Atravesamos el Arco de la Villa para adentrarnos en la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento, al que llegan niños para celebrar un pleno en el Día de los Derechos de la Infancia (20 de noviembre).
Subiendo hacia la izquierda vamos descubriendo un arte popular que en esta zona consta de galerías porticadas y unas casas blasonadas de gran interés, además de piezas reutilizadas de otras posibles edificaciones más antiguas, incluso aparecen estelas romanas.
Uno de los dos templos más antiguos y bellos del estilo románico soriano, la Iglesia de Nuestra Señora del Rivero con su galería porticada, pudimos visitar su interior con otra guía.
Hace poco tiempo se descubrieron unas pinturas murales góticas muy interesantes.
Castillo muy mal conservado ya que ha sido durante años cantera para la realización de edificios de San Esteban.
El segundo templo en pleno proceso de restauración es el San Miguel, también con su portico tan utilizado en la Edad Media para cualquier acontecimiento de la Villa, religioso y popular.
Podemos comprobar que está en pleno proceso de restauración.
La siguiente visita es al lagar, ahora museo y sala de reuniones para distintas asociaciones.
Para terminar vamos a una de las más de 300 cuevas de elaboración del vino, donde degustaremos una copita de un rico Ribera en compañía de Sandra y con una buena conversación, como debe ser…
Nos queda por ver el Parque Temático del Románico de Castilla y León, pero está cerrado, solo abre para grupos y con reserva.
Nos despedimos de nuestra guía, unos torreznos sorianos y una comida ligera y nos despedimos de tierras sorianas y de nuestra escapada rural, siempre pensando en el próximo viaje.