Nuestra primera ruta en República Checa fue en esta bonita «Ciudad de Roca» Prachovské Skály.
Desde la puerta de nuestro hotel salen muchos recorridos por el Parque y uno de ellos nos lleva directamente a la entrada de Prachovské Skály, donde hay que sacar la entrada 70CZK adultos y 30CZK niños y estudiantes. (Nosotros lo llevábamos incluido en nuestro viaje).
Una vez dentro con guía es fácil no perderse, pero sin guía es muy importante tener claro que recorridos quieres hacer. Los senderos van por colores de menor a mayor dificultad.
Eva, nuestra guía nos fue llevando por distintos caminos, combinando de colores para que pudiéramos ver lo más significativo de todo. Unas tres horas nos llevó nuestro precioso recorrido. ¡¡¡La primera vista no puede ser más prometedora!!!
¡Me encanta! y no representa demasiada dificultad, es la suerte de vivir en un 3º sin ascensor y estar acostumbrada a subir y bajar escaleras.
Los niños como siempre los primeros en subir y llegar a los sitios. ¡Son estupendos en las rutas!
Como he dicho antes, nosotros hicimos un mix de caminos, aunque sobre todo hicimos el recorrido número 5, según Eva vimos lo más significativo. La impresión primera sobre nuestro grupo mejora por momentos.
Llegamos de nuevo al hotel, aunque tenemos las maletas ya guardadas en el autobús, nos dejan utilizar los baños y nos ponemos en marcha hacia Jicín, donde Eva nos hace un pequeño recorrido a pie antes de dejarnos 2 horas para comer y comprar comida para la ruta del día siguiente.
Vimos el pequeño, pero bonito Centro Histórico con su Plaza Principal, su Palacio, la Torre Puerta de Valdice, mientras Eva nos contaba que Alberto de Wallenstein, persona importante de la ciudad, pretendía convertir Jicín en el «Versalles Checo».
En la Plaza estaban recogiendo unos puestos con comida, pero nuestro hábil Óscar consiguió comprar un queso buenísimo para comer en la ruta siguiente.
Fichamos un restaurante autoservicio para comer y allí comenzaba nuestra andadura con el idioma checo, para nosotros incomprensible y en inglés con uno de los cocineros intentamos entendernos para entender que había de comida.
Pato, lombarda y el típico dumplings, pan blanco cortado en rebanadas. Otros comieron filete de cerdo empanado. Fue nuestro menú por 4€, bebida a parte, pero la cerveza muy grande y muy barata…
Después de nuestra primera comida checa, fuimos hasta un Lidl enorme para comprarnos embutido, pan y bebida para nuestra siguiente ruta.
Nos sirvió para ver Jicín, no estuvo mal, sobre todo porque al lado de donde nos esperaba nuestro «moradito» (autobús), encontramos un café estupendo, con un capuchino e infusiones estupendas y un camarero también estupendo. ¡ENCANTADOS!
Así nos vamos muy contentos hasta nuestro segundo hotel y destino del viaje, a la Estación de sky Spindeleruv Mlyn.
Todo lo contado en este post y las fotos publicadas son de nuestro viaje agosto 2.017 a República Checa.