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Debe ser que hoy me siento nostálgica, la mejor manera que tengo de sobrellevar mi nostalgia, es escribir sobre un viaje. En esta ocasión se trata de uno que hice hace muchos años, en 1999. Lo preparamos con mimo, cada ciudad, cada albergue juvenil donde dormiríamos, cada lugar que visitaríamos,.. comprobando en un mapa las distancias en coche, disfrutando de esos momentos previos al viaje, que te hacen viajar durante todo el tiempo que dura la preparación. Lo emprendimos 4 personas en un Seat Córdoba rojo, cargado de provisiones para casi un mes y un montón de ilusiones.
Salimos de Madrid, dirección Burdeos, para pasar la primera noche, en un pequeño hotel de carreteras, donde descubrimos que ya nada iba a ser como antes de este viaje, donde averiguamos que uno más formaría parte de nuestras vidas…
Nuestro primer destino en Bélgica fue Brujas, decían que era la Venecia del Norte, es tan bonita, (me da tanta pena no tener fotos en formato digital para que me sirvan de apoyo…) sus calles, sus pequeños canales, sus plazas con sus peculiares edificios, me enamoró (y eso que no podía quitarme las gafas de sol, porque tenía una conjuntivitis que me deformaba la cara)con sus lugares emblemáticos como Belfort, Plaza Burg, la Basílica de la Santa Sangre, la Catedral de San Salvador, el Lago del Amor (Minnewater), comer sus famosos mejillones a la cerveza en una de sus terrazas tradicionales, disfrutar de los escaparates de las chocolaterías, puedo oler todavía ese olor a chocolate ummmhhh!!! El albergue en el que dormíamos, tenía diferenciadas habitaciones de chicos y chicas, nosotras juntas y ellos juntos, con otras chicas y otros chicos ¡Estupendo!
Uno de los 3 días que estuvimos en Brujas, fuimos a visitar una reserva de aves en Zwin y De Panne, para meter los pies en el frío Mar del Norte. Siempre volvíamos a la bonita y romántica ciudad de Brujas. Nos toco despedirnos de Brujas para pasar el día en Gante de camino a Bruselas. Yo no se si el impacto que causó en mi Brujas, hizo que no me gustara tanto Gante, pero creó debate entre los cuatro, sobre cuál nos había gustado más..
Gante, ciudad que vio nacer al gran Emperador Carlos I de España y V de Alemania, hijo de nuestra (creo) poco valorada Juana de Castilla (Juana la Loca), nieto de los Reyes Católicos. muy señorial, con canales, el gran castillo, la Catedral de San Bavon, con el famoso cuadro de Van Eyck «El cordero místico», la Plaza Vrijdagmarlt, la bonita vista de Graslei desde el Puente de San Miguel.
Ya en Bruselas, nuestro albergue era el Jacques Brel, ¡qué ambiente!, daban ganas de no salir de allí, lleno de gente joven, grupos con guitarras, ideal para cuatro jóvenes con ganas de conocer personas del mundo, pero los ánimos empiezan a no estar bien, ya que ese «uno más» que empezó el viaje, empezaría a no querer seguir con nosotros.
Estoy segura que desde aquel año ha cambiado muchísimo, mi recuerdo es que me impresionó la Gran Plaza, que pensé que solo por estar en ella, merece la pena ir, es preciosa, descubrí que había vivido en ella Victor Hugo, lo que la hizo ganar puntos para mi. El Mannenken Pis, gran símbolo de la ciudad, pequeña fuente, tan pequeña, que casi no la vemos… El Parque de Bruselas;la bonita estatua de Don Quijote y Sancho Panza en la Plaza de España (hace mucha ilusión encontrarte «cosas tuyas» en otro país);las Galerias St. Hubert (en aquel momento para nosotros, solo un lugar para pasar de una calle a otra, por lo caro);la Catedral de St-Michel, Iglesia y Plaza del Pequeño Sablón;el significativo Atomiun, con sus exposiciones y sus peculiares escaleras mecánicas, justo debajo está Mini Europa, dode cada persona va haciéndose fotos en sus monumentos europeos favoritos, yo me la hice en la Torre Eiffel. La Basílica del Sagrado Corazón tiene unas bonitas vistas de la ciudad.
Vamos a visitar Lovaina, nos impresionó su Ayuntamiento, espectacular; también vimos la colegiata de San Pedro; St. Michel; y muy peculiar el Groot-Begijnhof (Beatisterio), es como un pequeño pueblo donde los estudiantes de otros puntos de Europa vienen a estudiar, por lo tanto es una ciudad universitaria, tiene mucha animación y mucha vida en la calle. Me encantó una escultura justo detrás del ayuntamiento, llamada «Fuente de la sabiduría» ¡Ahora Tiene agua!!!!
El viaje continua y de camino a Amberes, vamos a ver Waterloo, lugar donde tuvo lugar la dura batalla en la que Napoleón fue derrotado por los ingleses. Puedes ver un museo, donde se reproducen los movimientos de todos los bandos, (ingleses, franceses y prusianos) y la batalla final. Lo impresionante del lugar es que en la cima de una pequeña colina, con muuuuuuchas escaleras que subir hay un gran monumento, con un león, para recordar lo que pasó allí y que jamás se volviera a repetir, (esa guerra es del siglo XIX, somos tan poco inteligentes los hombres, que seguimos inventando guerras…)
También hacemos una breve parada en Mechelén (se merece más tiempo) para ver la «Crucifixión» cuadro de Van Dyck, en la Catedral de St. Rombout.
Llegamos a Amberes, que será el lugar donde el viaje habrá terminado para la mitad de el equipo de viaje. Nuestro albergue estaba en un lugar precioso, cerca de un precioso lago, rodeado de árboles. En Amberes no hay que perderse la Casa de Rubens; la Catedral de Ntra. Señora; Groen Pats; Grote Markt, con su original Fuente de Silvio Bravo; la preciosa vista desde el Castillo de la Catedral. Incluso tiene un Barrio Rojo…
Fuimos a visitar cerca de Amberes un sitio llamado Bokrijk, donde están representadas las antiguas casas belgas y como vivían, sus trajes típicos, lo espectacular del lugar y del día en si, es que hubo un eclipse (la verdad es que no recuerdo si fue de sol y de luna), pero fue espectacular, para no dejar de mirar, aunque sea con gafas de sol.
Abandonamos Amberes para llegar a Lieja, ciudad industrial, muy gris, no muy bonita en aquel entonces, pero en el albergue teníamos una habitación para los dos, ¡con amor todo se ve con colores bonitos! Visitamos Huy, al borde de un río y a nuestro gusto más bonita que Lieja. Después visitamos Dinant, Un pintoresco pueblo con un bonito castillo y una Colegiata al borde del río.
Ya en las Ardenas cerca de Luxemburgo estaba la bonita Cascada Coo de 15 metros, cuando las vimos nosotros quizá no caía tanta agua.
Ya entramos en Luxemburgo, pequeño país, grandes paisajes, la ciudad de Luxemburgo, preciosa: Notre Dame; sus plazas llenas de esculturas; los restos en sus monumentos de la cruenta 2ª Guerra Mundial; El Gran Palacio Ducal. Unas calles, con unas tiendas… que no estaban a nuestro alcance (seguramente hoy tampoco).
Luxemburgo, claramente influenciado por la 2ªGuerra Mundial, en sus pueblos Y en sus paisajes. Me impresionó el Museo de las Ardenas, en Clervaux, los cementerios en praderas verdes repletos de cruces blancas, te llenan de tristeza… Destacaría dos lugares muy muy bonitos, uno el pueblo de Vianden. la foto lo dice todo, merece la pena visitarlo y entrar dentro de sus murallas (Víctor Hugo también se enamoró de él). El otro sitio inolvidable es un lugar llamado El Valle de la Muerte (Mutherthal)En la zona llamada la «pequeña Suiza».
Después de 15 años es difícil reflejar todo lo vivido, lo sentido. Sólo se que no escribí nada entonces y que era una espinita que tenía clavada, se que no es lo mismo, pero… A raíz de aquel viaje empecé a escribir, porque quería que pasado el tiempo pudiera revivir esos momentos y volverlos a disfrutar. Termino con un breve recuerdo más: saborear, oler una cerveza de las «no se cuantas mil» que hay en Flandes con su copa especial y el recuerdo será total.
Creo que iré escribiendo poco a poco «mis viajes».