En el post de hoy recordaré nuestra subida al Pico Snezka, montaña más alta de República Checa con 1603m, dentro del Parque Nacional del Krokonose.
Un autobús de línea nos lleva desde nuestra estación de sky Spindleruv Skaly, hasta la estación del Snezka, ya que está prohibida la subida por carretera con transporte privado.
Desde donde nos deja el autobús no se ve el Pico solo el inicio del camino que recorreremos llamado «Camino de la amistad Checo Polaca», haciendo de frontera natural entre los dos países. A nuestro lado izquierdo está Polonia y al derecho Chequia. De Polonia podemos ir viendo valles, bosques, lagos; de Chequia es más agreste lo que vemos.
El camino se hace muy agradable, la verdad, aunque siempre subiendo.
En la distancia se ve el Pico que debemos subir y al principio nos parece muy lejano. El grupo va desperdigado, cada uno siguiendo su propio ritmo y «viviendo su camino», eso sí esperándonos en cada cruce, (nuestra guía parece de otro planeta).
Cuando llegamos a la base del Pico Snezka, hay dos opciones de subida:
- Camino corto y empinado.
- Camino largo que rodea la montaña.
Tenemos 45 minutos para subir y bajar, vamos que tardamos 1 hora. Unos eligen el camino corto, los más valientes porque si que está muy empinado, los menos, solo 4 personas elegimos el camino largo para subir, bordeando la montaña, menos dura y con una vista preciosa.
Arriba hay una ermita, un bar, un mirador, y la señal de que habíamos subido los 1603m del Pico. Una foto coronando la cima y para abajo
La bajada nosotros al contrario que el resto bajamos por la cuesta empinada, un verdadero «rompepiernas», pero había que ver los dos caminos.
A unos 2km de la base del Pico Snezka, está el refugio donde comeremos. Caminos con pasarelas de madera nos los vamos encontrando por distintos tramos, entendemos que es una zona en la que debe haber mucho agua y de esa manera se puede seguir caminando, sin empaparte los pies.
Comemos todo el grupo junto un poco de todo, yo probé una especie de «bollo» buenísimo de queso y arándanos… y la cervecita que no falte.
Cuando salimos del refugio y después de llevar unos 15 minutos andando, avisan a la guía de que se «ha dejado a una persona en el refugio», increíble, no nos habíamos dado cuenta, pero ella…. Afortunadamente uno de los integrantes del grupo con más «sangre» se fue corriendo a buscarla, pero ella tranquilamente recolectando arándanos.
En lo que nos quedó de viaje no avanzábamos hasta que nosotros mismos no controlábamos que estuviéramos todos.
9km todavía nos quedaban hasta llegar donde nos recogería nuestro «moradito».
En el hotel estupendo de montaña, un baño en la piscina y unas burbujas en el jacuzzi y a cenar, con la conversación del día entre todos: la perdida de nuestra compañera y la reacción de nuestra guía. un estupendo té de menta y a descansar, al día siguiente cambiaríamos de hotel para ver otra zona de Chequia la «Suiza Checa».
Con todo lo que está pasando en España en estos momentos, solo puedo sentirme triste, disgustada y preocupada. Creo que lo bueno y la suerte de ser español es que formamos un rico y variopinto conjunto de personas con distintas costumbres, lo que nos da la oportunidad de convivir personas diferentes, con distintas vivencias, distintas situaciones, unidos por el deseo de conocer, vivir distintas experiencias y disfrutar de enseñar a los otros todo lo que queremos. ¡Eso es maravilloso!
Quisiera dar las gracias a todas las personas que realizamos este viaje, porque viniéramos de donde viniéramos solo queríamos compartir juntos unos días inolvidables.
Gracias a los amarillos, porque no hay fronteras para la amistad, seas de donde seas.
Todo lo contado en este post y las fotos publicadas son de nuestro viaje agosto 2.017 a República Checa.