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Hoy nos trasladamos a Rinlo, la villa que tiene el título de capital del percebe y del arroz caldoso de A Mariña Lucense.
En la Edad Media fue conocida la villa de Rinlo por su puerto de origen medieval. Tiempo después conocida por su pesca de los grandes cetáceos del mar, ballenas. Rinlo posee una de las cofradías de pescadores más antiguas de España. Y ya se sabe que en las poblaciones marineras con cofradías de pescadores, se come….. ¡Divinamente!
Rinlo es una villa de calles estrechas, yo os recomiendo aparcar en el aparcamiento municipal y recorrer el pueblo andando. Hay muchos coches de todas las personas que van a comer su famoso arroz.
Lo primero que vimos fue la iglesia de San Pedro. Es de 1930, tiene mezcla de estilos. En su interior se percibe la gran devoción que le tienen sus feligreses.








Un percebe gigante (es un contenedor para echar tapones), nos anuncia que aquí se viene a comer percebes.


No solo se va a Rinlo a comer, es cierto que ese es su gran reclamo. Merece la pena perderse por sus calles, pero sobre todo no dejéis de hacer la pequeña senda de las cetáreas.
Tenemos tiempo de sobra para hacer ese camino antes de comer. El paseo no tiene dificultad. Cruzamos un puente donde se pueden ver las casas marineras en el acantilado.
Seguimos un camino bien señalizado que nos lleva a las cetáreas, pequeñas piscinas naturales de mar donde se «cultivaban» bogavantes, centollas y otros mariscos. Hoy en día están abandonadas, pero el paisaje que se ha creado es muy bonito.
Podemos bajar a algunas de ellas caminando entre las rocas. Somos capaces de imaginarnos como a principios del siglo XX empezaron a funcionar, hasta que en los años 90, todas las cetáreas fueron abandonadas.
Los temporales se han encargado en convertirlas en lo que son hoy, un lugar para pasear y disfrutar.





Antes de llegar al final, hay una zona llana con bancos de piedra para disfrutar de la vista al mar Cantábrico, siempre increíble.







Algunos de los detalles del camino son muy bonitos, ¡de esos que enamoran! Cuando tenemos que regresar, la vista de Rinlo nos hace pensar ya en esa comida que nos espera.
Tenemos tiempo para adentrarnos en las calles estrechas de Rinlo y descubrir sus casas marineras. Muchas están rehabilitadas, pero conservando su origen.









Una de las casas más bonitas del Rinlo es la casa de Inocencio, uno de los muchos indianos que regresaron de América a sus pueblos con un gran patrimonio. Eso se veía en como construían sus casas. Esta casa cuenta con varios pisos, pero lo que llama mi atención es un pequeño mirador que tiene forma de faro. Después descubro que es el primer faro privado del Cantábrico. Al morir su propietario, la diputación de Lugo se encargó durante un tiempo de los gastos eléctricos del faro, mientras siguió alumbrando a los barcos. Hoy en día ya no está en uso.




Ha llegado el momento de ir a comer a uno de los restaurantes de Rinlo. Nosotros reservamos en Porto de Rinlo. (En la temporada de verano, muy importante reservar con tiempo).




Pedimos un cuarto de percebes porque estaban muy muy muy caros. (Entiendo perfectamente porqué es un producto tan carísimo). La carne espectacular y el arroz caldoso con bogavante cumplió las expectativas. Tengo claro que es uno de los mejores arroces de mi vida, de esos que no se olvidan, os lo puedo asegurar.
Hay que irse a dar una pequeña vuelta para bajar la comida, hacia el otro lado de la iglesia. Sin haber bajado demasiado el arroz, cogemos el coche hacia Ribadeo, pero haciendo una ruta panorámica preciosa en coche.
En nuestro camino hacia Ribadeo, paramos en el Faro Illa Pancha y así tomar un café con vistas.

En 1857 se levantó el faro antiguo de Ribadeo, de planta cuadrada (el de la derecha), funcionó hasta el año 1983. En ese mismo año se construyó el faro nuevo de Ribadeo, de forma cilíndrica y con franjas negras y blancas (el de la izquierda).
Hay que dejar el coche en un aparcamiento antes de llegar a la señal que vemos en la foto. Solo pueden pasar los coches que van al alojamiento turístico, que es el edificio cuadrado que vemos. Hay dos apartamentos para 4 personas cada uno. También pueden pasar los vehículos que llevan lo necesario para mantener la cafetería que hay).





Por un momento me imagino que es nuestro alojamiento por una noche… Me propongo investigar los faros que son alojamiento en España, porque merecerá la pena dormir seguro… Os dejo el enlace de su web.
La carretera panorámica a Ribadeo nos lleva al Fuerte de San Damián. Desde ahí ya se puede ver el Puente de los Santos que separa Galicia de Asturias por la Ría del Eo.
El Fuerte de San Damián fue construido en 1624 por el Marqués de Cerralbo para proteger la entrada de la ría. Fue destruido en 1719 por los ingleses. Reconstruido en 1774. Durante la Guerra de la Independencia, en 1809 fue otra vez convertido en ruinas tras una explosión. En la actualidad pertenece al Ayuntamiento de Ribadeo. El fuerte fue de nuevo restaurado, conservando distintos elementos originales. Hoy cuenta con unas salas de exposiciones.






A pocos metros hay un mirador «O Cargadoiro», encima de la ría. Las vistas desde aquí son preciosas.


De ahí directos a Ribadeo para perdernos un poco por sus calles. Ribadeo es grande así que elegid bien donde aparcar. Nosotros aparcamos al lado de la estación de autobuses.



Ribadeo cuenta con un centro histórico declarado Bien de Interés Cultural.
Uno de los edificios que llama más la atención es el llamado Pazo de Marqués de Sargadelos. Perteneció al fundador de Sargadelos Antonio Raimundo Ibáñez. Hoy es la sede del Ayuntamiento de Ribadeo.


Posiblemente el edificio más famoso es el de Torre dos Moreno. Vivienda indiana de dos hermanos de 1915. Diseñada por un discípulo de Gaudí. Tiene tres fachadas, pero lo que más destaca es su torre con una cúpula de cerámica vidriada. Cuando visitamos Ribadeo estaba en pleno proceso de restauración. En esta casa empieza un itinerario turístico de la ciudad para recorrer las casas indianas.



Nos quedamos con ganas de coger el tren turístico que sale de esta misma plaza… Ahí lo dejo, por si os apetece.
La verdad es que Ribadeo se merece un día completo por lo menos. Nosotros solo estuvimos una tarde, pero nos dio tiempo a fijarnos en muchos de sus detalles.








Vamos bajando poco a poco hacia el puerto y descubrimos que hay un ascensor panorámico que une el casco antiguo con el puerto.
21 metros de desnivel salva este ascensor. Construido en acero y cristal, con capacidad para 16 personas. Nosotros no lo cogimos, pero hemos leído que es gratis.
Así termina nuestro día en Rinlo y la zona de Ribadeo. Somos conscientes de todo lo que nos dejamos en ese recorrido.
Si habéis leído hasta aquí ¡GRACIAS! Y si tenéis alguna duda ✍🏼