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Como me gustaría ser como Paco Nadal y escribir desde los confines del mundo o por lo menos por las noches desde mi más «normal» destino, desde luego que Asturias nada tiene que envidiar a otros parajes, lo tiene todo. (Es muy posible que sea mi rincón secreto). La cuestión es que no soy Paco Nadal y tengo que escribir lo que vivo después de regresar de mi viaje, pero quien sabe a lo mejor algún día me convierto en una escritora de viajes,…(Ja, ja, ja)
Esta Semana Santa de nuevo volvemos a Asturias a una zona diferente de otras veces pero muy bonita también. Eso sí comenzamos en Oviedo para enseñarles un poco la ciudad a unos amigos (en otro post escribiré sobre el puente de mayo del 2014 que lo pasamos íntegro en la ciudad).
Dejamos el coche en uno de los muchos aparcamientos de Oviedo, La Gesta. Una calle larga lo separa del bonito Parque San Francisco, donde esta vez nos estaba esperando la «dulce Mafalda» sentada en un banco, preparada para hacerse una foto con nosotros. Su creador Quino, ha recibido el Premio Príncipe de Asturias 2014 a la COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES, y es una forma muy bonita de agradecer su trabajo. (Gracias Elena por mantenerme informada siempre de cosas interesantes.)
Al salir del parque a pocos metros cruzando un semáforo nos encontramos la estatua de Woody Allen, también galardonado con el prestigioso premio.
Otra escultura sobre todo divertida que ves igual la mires por delante la mires por detrás, es el gran «Culis Monumentalibus«.
Nos encontramos con la sencilla y muy querida fachada del Teatro Campoamor lugar emblemático donde tiene lugar la entrega de los Premios Príncipe de Asturias que a partir del 2015 serán Premios Princesa de Asturias.
Las típicas tiendas de recuerdos cercanas a la Catedral, donde cambiar mi viejo y querido llavero asturiano por otro nuevo y con más color… La bonita Plaza del Fontán, sitio perfecto para tomar la primera sidra de nuestro viaje y del año acompañada de unas deliciosas patatinas al cabrales. Un bonito paseo con nuestros amigos con muchas ilusiones puestas en la Semana Santa…
Vamos a comer en un sitio que ya conocíamos y que nos encantó El Gato Negro, una sidrería donde seguir degustando la rica comida asturiana y un buen vino, que estamos de cumpleaños….
Aún es pronto, pero nos despedimos de Oviedo hasta la próxima (seguro que hasta pronto).
Nos ponemos en marcha hacía El Museo de las Anclas de Philippe Costeau en Salinas, muy cerca de Avilés. Es un museo al aire libre en la cima de «La Peñona» donde a lo largo del recorrido sobre unos preciosos acantilados hay anclas de barcos donadas por diferentes instituciones españolas y de otros países. Lo verdaderamente impresionante es donde está situado. Hay miradores preciosos donde ver como el mar rompe en las rocas sintiendo esa sensación de libertad y de paz, que yo solo siento mirando al mar, la sensación de querer guardar esas imágenes en mi memoria para recordarlas cuando necesite recuperar «mi paz».
Una preciosa escultura de Philippe Costeau sale de una de las rocas.
Uno de mis mayores deseos para ellos es que sepan valorar esos momentos que les brinda la vida, que sepan apreciarlos y que los disfruten.
Nos montamos en el coche con la retina llena de olas…..Para llegar a nuestro destino, un pequeño hotel rural a 10Km de Cudillero, en San Martín de Luiña, bueno realmente está en San Cosme. En el hotel todo el mundo es muy amable y las instalaciones acogedoras, muy recomendable su restaurante. http://www.elchisco.es/