Para visitar las Cuevas del Drach es recomendable llevar las entradas sacadas con día y hora, hay mucha cola y no te aseguras la entrada a la hora que quieres si no.
Qué decir de las cuevas, hay ideas y pensamientos encontrados con ellas. Son espectacularmente grandes, con miles de estalagmitas y estalactitas, banderas, coladas, uno de los lagos subterráneos más grandes del mundo, pequeños laguitos y hasta un concierto en barca, pero…no están vivas, no brillan, no se respira humedad, no hace frío, es una «romería de gente», hablando, gritando, tocando todo,… En fin después de ver tantas otras cuevas y de ver con qué mimos se las cuida, ésta pierde el encanto.
Puedes entender por qué en otros lugares se controla tanto el número de visitantes y su cuidado parece exagerado, sería una pena que todos esos sitios que han tardado miles de años en formarse se perdieran en unos pocos por nuestro mal uso.
Por eso hay que verlas, pero deberíamos valorar la Naturaleza, se debería pensar menos en los intereses económicos y más en la repercusión ambiental…
El concierto de música clásica no está mál, es el único momento de la visita donde hay silencio…, la música no cuenta, es muy agradable.
Una buena opción para la tarde es la playa de Cala Millor, donde comemos en un extremeño estupendo. En la playa hay gente, pero nos podemos mover y bañarnos, ir con gafas de bucear es casi imprescindible (en todas las playas de la isla).
Para rematar el día vamos al pueblo de Alcudia, en el que hay fiestas y unos fantásticos pinchos a 1,50€ en unas casetas que montan bares del pueblo en una plaza al lado de la muralla. Una cena divina.