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Ver el Duomo es una maravilla, sin lugar a dudas es la visita estrella (junto con la Última Cena de Leonardo) de Milán.


Tengo que deciros que la plaza es muy bonita, en Navidad tiene un encanto especial. La parte más grande coincide con la puerta principal del Duomo. En la fachada lateral en la que están las taquillas para la entrada a la catedral, está el Palacio Real, hoy sede del Museo del Duomo (Os hablo de él un poco más abajo), a su lado el Museo del Novecento.


En el otro lateral está la Galería Vittorio Emanuel II. Pasaje cubierto, que tiene tiendas, cafés librerías, restaurantes y un museo sobre los inventos de Leonardo da Vinci. Fue diseñada para conectar la Plaza del Duomo con la Plaza de la Scala.






Justo al lado hay unos grandes almacenes con unos soportales adornados en Navidad, que nos ofrecen unas buenas vistas del Duomo.





Una plaza muy pequeñita detrás de este edificio y un poco escondida, es la Plaza del Mercado, Piazza Mercanti. Un rincón medieval, en el que se celebraban actos públicos y donde se encontraba la cárcel. Una de las plazas más bonitas de Milán. Hay unos soportales donde se ponía el mercado, también está la loggia degli Osil, construida en 1316. Decorada con las armas de los barrios de Milán. El Pozo es del siglo XVI.














Después de este paseo por los alrededores del Duomo llega el momento de visitarlo. Os recomiendo llevar la entrada sacada online. Nosotros sacamos la entrada más completa, la que cuesta 20€, (más 1,50€ de gastos) incluye la vista a la catedral, la zona arqueológica, la subida en ascensor a las terrazas y la entrada al Museo del Duomo. Para los menores de 18 años, la entrada es reducida. También os recomiendo coger la audioguía que cuesta 6,50€. Merece la pena, porque no coincidíamos con la visita en español y la audioguía es muy completa.
La fachada del Duomo, hasta la primera línea de ventanas es barroca. Se terminó en el siglo XIX con agujas, ventanas ojivales neogóticas.
Primero vemos gran parte de la catedral, no se puede ver la parte del presbiterio cuando hay eucaristía, por eso tenemos que ir con calma, porque también tenemos hora para subir a las terrazas.






El suelo es increíble, del estilo al del Duomo de Florencia o el de Siena. Casi lo primero que vemos es la marca del meridiano que señala el mediodía astronómico.
Cuando entramos el coro del Duomo canta y es inevitable no escucharles, el sonido es increíble. Es una lástima que en la grabación no se perciba el sonido.
A lo lejos, en las alturas de la bóveda del coro, hay una luz roja que nos dice que que allí está desde 1461, uno de los clavos de la cruz de Cristo. Tiene su especial historia, apta para muy creyentes.


Maravillosas obras de arte inundan el Duomo. Aquí os dejo unas cuantas fotos del interior.
Todo el interior es imponente, el presbiterio, las vidrieras historiadas y de gran valor, el monumento funerario de Gian Giacomo Medici, la cripta donde se encuentran los restos de san Carlos Borromeo, el precioso relieve de la vida de la Virgen.
De todas las obras que hay, una, para mi, destaca por encima de todo lo demás.
Muy cerca del mausoleo Medici está la estatua de San Bartolomé desollado, firmada por Marco d’Agrate en 1562.
Está realizada en mármol, el santo lleva a modo de estola su piel, dejando ver músculos, tendones, venas, representando el martirio de Bartolomé, uno de los apóstoles de Jesús, que fue desollado vivo.
La escultura es muy realista, su cara, toda ella es impactante.
A la izquierda de la entrada, unas escaleras conducen a la zona arqueológica, encontrada al hacer una de las líneas del metro.
Podemos ver lo que queda del ábside de la Iglesia de Santa Tecla y un baptisterio (octogonal), donde san Ambrosio bautizó a san Agustín en el año 387.
Lo verdaderamente asombroso para mi después de ver todo esto, fueron las terrazas del Duomo, imprescindibles, merece la pena sacar la entrada para verlas. El acceso está en el exterior, en uno de los laterales del Duomo, depende de si subes por las escaleras o por el ascensor, es un acceso u otro. Nosotros teníamos la subida por el ascensor.
Las vistas de Milán son bonitas, pero lo más bonito es poder estar, caminar por ese tejado, entre arbotantes, pináculos, esculturas, gárgolas, fue verdaderamente maravilloso.
Todas las fotos me parecen pocas, cada detalle, cada rincón. Vemos muy cerquita, una virgen dorada, conocida en Milán como Madonnina.
Después de todo el Síndrome de Stendal que llevamos encima, nos vamos a comer para digerir todo lo que hemos visto en el Duomo. En el restaurante Di Gennaro, muy cerca de la catedral.
Al salir de comer entramos en el Museo del Duomo, que os recuerdo llevamos incluido con la entrada total del Duomo.
El museo se encuentra en el edificio que está enfrente de la catedral, al lado del Palacio Real. Es precioso también, tiene todas las piezas originales del Duomo, incluso vidrieras. Un cuadro de Tintoretto y una maqueta gigante del Duomo en madera espectacular.



Milán es una ciudad muy bonita en Navidad, bueno realmente, todas las ciudades son bonitas en Navidad.
Recorrer desde el Duomo hasta el Castillo Sforzesco, es típicamente navideño.



















La visita al catillo la haremos otro día, pero como veis merece la pena pasear por la noche por todo el recinto.
Callejeamos un poco más por las calles casi vacías de Milán.




Queríamos ver una escultura muy famosa y controvertida de Milán, «Mano tullida» del escultor Maurizio Cattelan.




La escultura forma parte de una serie del autor llamada «Contra las ideologías», para burlarse de un gesto nazi. Ha sido muy criticada sobre todo por el lugar en el que se puso, justo en la plaza de la Bolsa.
Así es el arte contemporáneo, siempre controvertido.
Tanto caminar, es la hora de cenar, muy cerca de nuestro hotel, un pequeño restaurante llamado Alla Cadrega.







Si has llegado hasta aquí ¡GRACIAS! por leerme hasta el final y si te ha gustado 👍✍️
Las fotografías y comentarios son de Imagina Y Vive Tu Viaje en Milán, Navidad 2021.