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Antes de ponerme a preparar un viaje a México, mejor voy a proponer una escapadita de un fin de semana largo (3días) para aquellas personas que dispongan de ese tiempo (en el próximo mes de febrero el viernes 13 no hay coles!!!!) y puede ser el momento de conocer Lisboa, capital de nuestra vecina Portugal.

Si se hace con tiempo se puede conseguir un vuelo barato a Lisboa que te llevé allí para disfrutar de su buenísimo café, y de un buen desayuno.

Desde el aeropuerto de Lisboa hay un autobús, el nº22 que te deja, en la muy bien situada Plaza del Marqués de Pombal (Si consigues una estupenda oferta en el Hotel Fénix Lisboa, estarás al lado para dejar la maletita y empezar tu visita)

Muy cerquita coge el metro dirección al Barrio de Alfama, quizá el más emblemático de la ciudad.

Comenzamos con la catedral o como se dice en portugués. Tiene mezcla de etilos, pero  la fachada conserva un sólido estilo románico, con un bonito rosetón.

Meterte en sus calles es disfrutar de la ciudad y de sus cuestas..

 

Un lugar para no perderse es el Mirador de Santa Luzia, con una vista preciosa de una parte de la ciudad.

Conseguir la foto típica de los tranvías es fácil en esa zona.

PhotoGrid_1422213696314La visita sigue visitando el Castelo de Sào Jorge. Un recorrido muy bonito por el patio, por las almenas y un precioso mirador donde se ve el río Tajo. La visita del castillo lleva su tiempo.

 

Si subís como yo recorriendo las callejuelas y subiendo cuestas, puede ser una buena opción bajar del barrio de Alfama en el tranvía nº28, con un bonito recorrido. Llegando a las bonitas Plazas de Figueira  con una gran estatua en el centro y del Rossio, con puestos de flores y los conocidos cafés Nicola y Suiza, y la preciosa fachada de la estación (Dentro de la zona llamada Baixa y Avenida)

No hay que perderse el bonito Elevador de Santa Justa, Que nos recordará a la Torre Eiffel porque lo diseñó un aprendiz de Eiffel (Raoul Mesnier du Ponsard).

20150125_204524La Rua Augusta es una calle comercial y peatonal, luego muy agradable de recorrer, terminando en la Plaza del Comercio.

Comienza el Barrio Alto y Estrela,  donde nos vamos a encontrar sitios tan curiosos como la Iglesia do Carmo, sin techo, debido al terremoto de 1755. La zona del Chiado, antiguo refugio de escritores e intelectuales. El Café Brasileira muy representativo.

Callejeando se llega también al Elevador da Glória, es un tranvía – funicular que sube y baja por una gran cuesta, con bonitos carteles pintados a los lados de las paredes.

Como primer día no está mal, todavía queda ir a escuchar Fados, hay muchos sitios sobre todo por la zona de la catedral y de Alfama, seguro que recibís mucha información a lo largo del día. Puedes encontrar un bonito sitio donde cenar y escuchar Fados, no muy caros.

El segundo día es perfecto para coger el tranvía nº15 en la Plaza del Comercio o en Figueira, que te llevará directo a la Torre de Belém, símbolo indiscutible en el mundo de Lisboa. Es un lugar que crea distintas opiniones, unos esperan tanto que se decepcionan porque dicen que es pequeñísima, otros que no tiene nada por dentro. Todo eso es cierto, pero luego encontrareis personas como yo que sencillamente piensan que es inigualable. será porque me gusta todo lo pequeñito, pero también crees que puedes cogerla en la palma de la mano… y es sensacional toda ella está tallada con sumo gusto, cada rinconcito, cada escultura, cada balcón… A mi me llevó un buen rato disfrutar de ella.

De la Torre de Belém al Monumento a los Descubrimientos hay un agradable paseo, sintiendo la brisa del río.

Al rededor del monumento podemos ver en el suelo, todos los territorios a los que llegaron los portugueses, grandes navegantes y una enorme brújula. En el monumento a la cabeza el Rey Enrique El Navegante, Vasco da Gama, Magallanes,… Se puede entrar dentro del monumento, pero yo no entré porque quería llegar antes de cerrar al  Monasterio de los Jerónimos, en este si que está todo el mundo de acuerdo en que es una maravilla, te deja sin habla. Por fuera, por dentro, el claustro espectacular.

 

 

 

 

Muy cerca del Monasterio está la famosa pastelería que vende los famosos pasteles de Belém. ¡Exquisitos! y muy cerquita de ahí nos encontraremos una pequeña vinoteca (si no la han cerrado)  donde comer y probar un buen vino portugués.

La tarde es ideal para volver a coger el tranvía que nos lleva al centro de Lisboa y callejear, de nuevo por sus calles.

El último día lo dedicamos a ver un parque precioso al lado de la Plaza del Marqués de Pombal, llamado Parque de Eduardo VII, muy bonito y verde, con muchos animalillos en sus estanques y tiene en la parte noroeste un lugar llamado Estufa Fría (invernadero de plantas exóticas).

Tenemos que ir al aeropuerto antes de comer, pero no podemos resistirnos a tomar el licor por excelencia de Lisboa «La Ginkinha» licor de cerezas. Solo de pensarlo me imagino en la puerta de una bodeguita con un vaso de plástico, saboreando el licor, pensando en los tres estupendos días que he pasado, con amigos y sobre todo riendo, riendo mucho. PhotoGrid_1422219040809 Si encontráis este sitio, habréis encontrado la mejor Ginjinha de la ciudad…

¡¡¡A disfrutar!!!