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Mi post de hoy vuelve al verano 2015, tengo tantas ganas de montaña que quiero recordar, posiblemente una de las rutas más bonitas que he hecho nunca, Lagos de Ayous en el Valle de Ossau en el Pirineo francés.

Es de esos lugares que por dura y larga que sea la ruta no puedes dejar de asombrarte a cada paso, y el final también es espectácular. Quizá la ruta no es de dificultad alta, pero si media con subidas importantes y alguna bajada también para ir con cuidado, es más bien larga, tardamos unas 7 horas con un par de paradas técnicas y una parada para comer.

Me es muy difícil anotar el camino exacto, porque nuestro estupendo guía René hizo su ruta personal, por eso a veces seguíamos caminos establecidos GR y otras veces era su pericia de guía de montaña que nos guiaba.

Ya tuvimos que empezar en un sitio más lejos del ideal, porque el aparcamiento más cercano al inicio estaba completo.img_5137

Pongo esta señal, porque seguro que los expertos sabrán encontrar el inicio, ¡siempre con un buen mapa!

Se sube un buen repecho hasta que se llega a un embalse artificial  Bious-Artigues y prácticamente lo bordeamos por uno de sus lados.

(La próxima vez, habrá que ir grabando en wikiloc)

El Midí d’Ossau nos irá acompañando todo el camino.

Ahora que vengo de una senda en otoño, veo la diferencia entre las estaciones, pero me siento incapaz de decidir cuál o qué paisaje es más bonito.

Otra subidita y llegamos a una pequeña pradera en pendiente donde hacemos una primera parada para tomar una fruta.

Nuestros ya casi tres guías se ponen en marcha llevando al grupo.

Y después de otra subidita, llegamos al primero de los lagos.

Y la dura subida arriba de la cascada.

Íbamos encontrando por nuestro camino otros ibones y mucho agua,  siempre el Midí como protagonista de fondo.img_5233La subida sigue…img_5241

Por fin vemos a lo lejos nuestro destino, el Refugio de Ayous.

img_5261Para mi la foto cautivadora de ese momento es la que representa el Midí desde el refugio.

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Durante el tiempo de la comida disfrutamos de todo lo que nos ofrece la naturaleza con todo su esplendor.

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Y de nuevo a seguir subiendo.

Pasamos por una zona que a René le gusta llamar «el collar de perlas» porque son unos pequeños ibones unidos por hilitos de agua. ¡Precioso!

Disfrutando del paisaje, parece que empezamos a descender.

Encontrándonos con un grupo que subía por el camino pedregoso en una caravana de burros.

Y más ibones o lagos…

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Este mapa que vimos al bajar, es lo más parecido a nuestro recorrido «modo René».

Este camino lo hicimos en verano, seguro que en otoño o en invierno no se podría hacer igual, pero el verano ya está más cerca, para quien quiera ir preparando sus rutas por Pirineos.

La cervecita en una terraza detrás de nuestro hotel culminó el día.