Madrid – Rouan (Normandía, Francia) es una distancia más que considerable para hacerla de un tirón y más si quieres antes pasar por Torrelavega (Santander) para ir a Rock en la Feria, un festival de música de tres noches…
Y con niños,… Por eso consideramos que había que parar en Burdeos, pensando que allí descansaríamos del fin de semana de rock, pero no, Burdeos es una ciudad preciosa con muchas cosas por ver y hacer. Nuestra primera impresión fue muy prometedora…
http://www.burdeos-turismo.es/
Dos noches en el Hotel Novotel Bordeaux Centre (Si te haces socio tienen muy buenas ofertas con niños y desayunos). Este hotel en concreto a 15 minutos andando a la Catedral, para nosotros muy bien ubicado. http://www.novotel.com/es/hotel-1023-novotel-bordeaux-centre/index.shtml
El primer edificio que nos llamó la atención, el Palacio de Justicia, muy original.
Continuando la calle aparece una gran plaza donde está el Ayuntamiento de Burdeos y la Catedral de St- André, que aprovechamos a ver, coincidiendo con el momento en que tocaban el órgano, espectacular..
Seguimos caminando hasta que nos encontramos con la bulliciosa Rue de Sainte Catherine, calle llena de tiendas y pequeños centros comerciales, salimos a la bonita plaza donde está el Gran Teatro y un hotel precioso.
Un paseo por el borde del río, para ir organizando el día siguiente.
Pero lo que sin duda nos cautivo fue el Espejo de agua, justo en la Plaza de la Bolsa hay una enorme placa de granito, que hace de espejo para la niebla y el agua que brota por ranuras en la placa.
El agua y reír nos hace tener hambre y encontramos una plaza llena de restaurantes y decidimos una hamburguesería «Brooklyn», buenísimas las hamburguesas… y al hotel.
Nuestro 2º día en Burdeos comienza con un estupendo desayuno y pasando por la Oficina de Turismo que está en Cours 30 Julliet. (cerca del Gran Teatro), tranquilos para los que no habláis francés, porque las personas que informan llevan las banderas de los idiomas que hablan. Nos compramos un combinado de autobus y barco turístico (sale mejor que comprarlo por separado).
El bus turístico sale al lado de la oficina de turismo, dura como 1 hora y vemos lo que ya hicimos andando y otras muchas cosas. Nuestro conductor muy simpático nos iba señalando lo que la audio guía nos contaba en español.
Nos invitan a un pastelito de canela (que no nos gusta demasiado) en la pastelería que está al lado de la oficina de turismo. Con un calor aplastante paseamos por otras calles hasta llegar a un centro comercial muy bonito: Grands Hommes y justo en esa calle comemos gallettes en el «Bistró Régent».
Para coger el barco que recorre el río Garona tenemos que estar media hora antes de poder subir, así que nos vamos directos a la Pasarela Garonne.
Desde luego la primera impresión del Río es un poco…. es totalmente marrón y parece sucísimo, pero nos explican que solo es apariencia, que es un agua muy limpia, pero que debido a lo cerca que está de la desembocadura, la tierra que entra, bueno, no se muy bien…
La guía del barco contaba con una voz preciosa todo el recorrido en francés y luego en inglés, el calor, el vaivén del barco, después de comer,… una siesta de las mejores del verano.
Si que sabía que el Puente de Piedra lo mandó construir Napoleón con 17 ojos, con ese ingenio que le caracteriza, 17 por cada una de las letras de su nombre NAPOLEÓN BONAPARTE.
La Ciudad del Vino se ve divina desde el río, queda pendiente entrar, verla, participar de alguna de sus muchas actividades.
El paseo en barco dura como 1h y media. Nos vamos a otra de las iglesias que están dentro del Camino de Santiago, la Basílica de St-Michel, pero podemos dar una pequeña vuelta porque van a cerrar, lo que sí que podemos ver el la «Flecha» campanario que está justo al lado de la iglesia. 215 escalones hacen que me de cuenta de que «estoy un poco mayor».
El calor, la subida a la flecha y la resaca de los conciertos, hacen que queramos volver al Espejo de agua a relajar por los menos los pies.
Un poco más fresquitos y descansados vamos hasta la bonita Plaza del Parlamento y en L´OMBRIERE nos gustó tanto la caña, que a cenar!!!! Como no, los famosos moules… Yo pensaba que eran típicos en Bélgica, pero también lo son en Francia.
Así de bien termina nuestra estancia en Burdeos, seguros de que volveremos (se nos acumulan las ciudades a las que volver…)
Al día siguiente saldremos directos a Ruan, casi 700Km nos separan de Normandía.